“La Isla de un pensamiento”
La Haba
1989
Gracias Irina Larios y Clemente Garay Zabala por guardar pinturas. El papel de estraza pintado con acrílico, estaba enmarcado y he recuperado una imagen que titulo “La Isla de un pensamiento”.
Tanta memoria solo es un pensamiento cuando hoy, aquí y ahora pasan tantas cosas que no vemos, como una paradoja. Tras décadas en una nave, fue una experiencia volver al lugar donde se pintó y pasar un tiempo con la familia que habita la casa y ha cambiado todo el lugar en un espacio confortable. Durante mi estancia que fue de los años 1987 hasta el 1993, se compartía con los trabajadores de la tierra y era de una austeridad espartana. Soplaba el Viento de Levante y no había más comunicación que el correo ordinario y un teléfono en la oficina del administrador, durante horas para aprovechar y hacer las llamadas necesarias durante horas.
La belleza del lugar es indescriptible, como su dureza. Los caminos se hacían a pie o a caballo y bajar era una aventura que tenía que estar perfectamente coordinada con el resto de las labores que se realizaban de acuerdo a las necesidades de la comunidad.
La vida que se ha establecido en este lugar no deja mucho rastro y todo el trabajo queda por respeto a una memoria.
En este momento y después de treinta años en esta antigua casa payesa no hay vínculo familiar y vuelve a plantearse ese pacto con la propiedad que se difumina completamente y se pierde la posibilidad de volver o dejar nada que no sea un escombro.
El arma de la información como un reto para nombrar a todos los que queremos, quisimos y amaremos. También al olvido y el desavanecerse en el tiempo con la enfermedad que muchos vivimos tan de cerca. Llamando con nombres aceptables a situaciones en riesgo. Aceptando y pasando sin tanto entusiasmo, el talento que cultivamos.
También la expiación como parte silenciosa de una vida llena de inquietudes, curiosidad y preguntas sin respuesta.
Durante este proceso se abre una posibilidad en la que detalles como las palmeras o la forma ovalada de la pintura central eran un elemento unicelular que se desplaza por un medio con dos filamentos que lo mantienen conectado. Como una caja de una mudanza está llena de cintas y paneles que se adaptan a cada transporte o en su viaje a un trastero. Hay cajas que tardan en volver a abrirse.
La idea es reducir a una serie de trazos como una lista de objetos en cada una de ellas, para desplazarse hacia un destino que aún no se ha determinado. La isla de un pensamiento es un estado que puedo relacionar con los sueños que dejan flecos al despertar. Como posibilidades de nuevas rutas o ideas para interpretar.
Empieza a sí. Un primer paso y tomar la determinación de seguir adelante, sin expectativas. Sin proyecciones. La caja de un embalaje puede ser una obra de arte. El arte de ordenar y precintar.
Hay un detalle que me hace recapacitar en la trayectoria de mi trabajo y es el cambio de la firma a lo largo de los años. Cuando era niño firmaba con mi nombre completo; luego hice unos cambios de caligrafía pasada la adolescencia, en esta época -con veintitantos- hice las siglas que luego llegaron a unirse en un sello. Es curioso como la caligrafía me ha llevado a hacer la serie
Caligrafía de las Figuras.
2 comentarios
Gracias 🤩 por la lectura y la preciosa pintura x
Muchas Gracias Jessica.